martes, 6 de septiembre de 2011

Capitulo 4: Un giro inesperado

Eran ya las 18:00. Estaba muy confusa, no entendía el porqué si con él me siento muy segura. Quedamos en el parque que está cerca de la cafetería, nuestro parque. Ahí estaba esperandome, con una sonrisa en la cara me saluda y me abraza, me cogió de la mano y anduvimos un buen rato. ÉL estaba muy contento de volver a verme. Yo también, no sabe cuanto me alegro de volver a ver aquel rostro que esta grabado en mi corazon ese rostro que le pertenecía, que le definía. Nos sentamos en un banco para hablar. Nos dijimos lo mucho que nos queremos y lo muy importante que somos para el uno al otro. Pero algo pasaba. ÉL me dijo que le espera aquí. Yo emocionada me preguntaba que tramaba. De repente saca de la nada una rosa. Me quede de piedra, eso era un detallazo por su parte. Como siempre, siempre rozando la perfección e incluso sobrepasándola. La verdad es que de ÉL me podía esperar de todo. Después de aquello nos levantamos y anduvimos un buen rato más. ÉL me miraba cada segundo, lo notaba, seguramente porque yo no podía dejar de mirarle tambien. Pero, yo le bajaba la mirada. Tenía una vergüenza inexplicable. Le quería y mucho. Y se que el a mi tambien, no se donde esta el problema pero me siento asi.A un punto del paseo, llegamos hasta su portal y me invito a subir a tomar algo. Pero tenía que irme. Mi madre me habia enviado un mensaje diciéndome que tenía una noticia importante que decirme. No le di mucha importancia. Yo le dije que me era imposible y le hable del mensaje. ÉL insistió en acompañarme a mi casa. No pude negárselo, asi que accedí. 
Llegam
os a mi portal. Me dispuse a irme sin decir nada pero ÉL me coge de la mano y me dice que me ama. Nos besamos. Nos costaba decirnos un “Adiós”. Pero las cosas tenían que ser asi que me subi a mi casa. Al abrir la puerta. Mi madre me dice emocionada que nos vamos de viaje. Me quede de piedra.
Mi madre se preocupo un poco ya que no reaccionaba. Yo no la dije nada, me quede seria y lo unico que le conteste era con un seco y directo “me voy a mi cuarto”.
Ahí, me tumbe en la cama y me puse a pensar. Miles de preguntas acudieron en seguida a mi mente. Que pasara ahora con ÉL, conmigo, con nosotros. Me aterraba pensar que la distancia entre nosotros, nos separara por completo. Pero un pensamiento de ánimo me vino. Era solo unas vacaciones, que podría pasar? Aun asi, no sabía si decírselo o no.
Estuve toda la noche pensando en ese viaje tan inesperado. Me preocupaba que en mi ausencia, ÉL se olvidara de mí. No, no, no ¡Mejor no pensar eso!
Al día siguiente, me levante con la misma preocupación con la que me dormí. Mi madre seguía tan emocionada como ayer. Me ordeno que ya vaya haciendo la maleta. No me hacia ninguna gracia ni ilusión alguna que digamos.
Mientras miraba mi armario, solamente pensaba en si llamarle o no, al final decidí hacerlo. Claramente, no le dije todo por telefono, decidí darle la noticia en persona… Asi que, quedamos aquella tarde.
Ya eran las 16:30 y yo tenia el corazon en una mano. Llegue antes que ÉL, al rato, le vi a lo lejos dirigiéndose hacia mí.
ÉL tenía una habilidad de darse cuenta cuando me pasaba algo o no y aquella vez no era excepción. Me habia notado un poco nerviosa. Yo me limitaba a esquivar sus miradas. Solo me desarmaban. Pero como siempre, acabo rindiéndome a sus pies en el momento que le dio por poner aquellas manos sobre mi mejilla e hizo que le mirara a los ojos. Con un brillo en los ojos, me pregunta “¿Te pasa algo, Amor?”.
Yo más nerviosa que nunca, le dije la verdad. Pero dio un vanazo y rápidamente lo cambie por un no. ÉL un poco desorientado, me tranquiliza. No podía andarme con mas rodeos y le cogi de las manos y le dije que me tenia que ir a mi casa y que le amo. Me levanto y me dispuse a irme.
ÉL me coge de la mano y me besa. Deseaba contárselo, pero decidí que no. Solo pude abrazarle y sin mas despedirme con un simple adiós.
En mi casa. Decidí llamar a mis amigas para contarles que me tenía que ir por dos semanas y que las voy a extrañar muchísimo. Quede con ellas a las 16:00, del día siguiente.
Hable sobre mis inesperadas vacaciones. Ellas se emocionaron, pero se dieron cuenta que yo no compartía aquella misma emoción con ellas. Les hice prometerme que de momento no le contaran nada a ÉL. Me dieron su palabra. Eso me tranquilizo de algun modo u otro, me sentia bien por contárselo a mis mejores amigas y librarme un poco de peso encima. Estuve un rato un poco corto con ellas, ya que aun tenía que hacer las maletas.
Ya en casa recibí una llamada, deseaba que no fuera ÉL pero a la vez deseaba oir su voz. En fin, era ÉL. Me preguntaba el porqué de su llamada. ¿Sabrá algo? ¿Por qué se lo he ocultado? Estaba un poco nerviosa al ver su llamada perdida. ¿Le llamo? No, mejor no. Decidí evitar sus llamadas.
Aquella noche estaba pensativa, no quería darle tantas vueltas al asunto, pero no era capaz. Todo se complicaba más y mas. Habían pasado unas horas y seguía con las mismas cosas en la cabeza. No podía concentrarme, no sabia que narices hacia y muchísimo menos estaba segura de que estoy poniendo en mi maleta. Todo era ÉL, ÉL y nada más que ÉL. Ocupaba mis pensamientos, mis horas, mi atención, mi vida, mi todo… Mi todo era ÉL y es algo que no puedo ocultar ni cambiar.
Pasaron ya 2 dias sin hablar con el. Ya quedaba poco para irme, exactamente 2 dias.
Aquella tarde, recibí un mensaje de ÉL. Ponía: “Estas bastante distante y me preocupa, te estoy llamando y no me lo coges. Tus amigas no me quieren decir que te pasa. Necesito hablar urgente contigo, te quiero.” No sabía si contestarle o sin más rodeos decirle que en nada me iré. No podía seguir asi, pero no podía encontrar el valor de decir las cosas. Quizás desconfiaba demasiado pero aun no estoy muy segura de si fue verdadero o no, no lo se. Se lo estaba currando mucho. Pero decidía apagar el móvil y parar de recibir tantos mensajes. Intentare hacerme a la idea de que iré de vacaciones, aunque dudaba conseguirlo.
Decidí descansar y pasar de todo un poco, eso si, me fui en la casa de mis abuelos.
Por la noche decidí encender el móvil. Otro mensaje. Estaba aun más nerviosa, que antes. El mensaje ponía: Me he atrevido a ir a tu casa, y al parecer de todas las veces que he tocado el timbre no estás o me quieres abrir. ¡Se puede saber! ¿Dónde estás?
Ahora todo se complica.

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